Hoy me vi y fui arte.
Por un instante temblé en el éxtasis y caí en la cuenta de la finitud de las cosas.
Que perseguimos de rodillas un propósito y la recta final: no traicionar la esencia.
Pero es tan dulce caer en el error. Es el precipicio donde el deseo vuela.
Hoy me vi y fui libre.
Aunque estoy atada de pies y manos a una ilusión.
Se que te gusta sentirme así, rozando el filo con los dedos.
Oscilando en la plenitud de un viaje del que no quiero volver.
Ya me fui pero acá estoy, siendo fiel a la tormenta.
Porque en la intensidad del ser y en la levedad de las palabras, nos hacemos uno.
Entender no es suficiente cuando se precisa caminar en zapatos ajenos, pero, ¿Quién ocupa tu lugar cuando estás en el lugar del otro?
Cuando lo que se cree propio es más impropio de lo que parece, cuando el ansia de poseer cae, se pierde el poder como quien mira tras un cristal empañado.
Una tabla rasa que hace frente a lo inestable de tus miedos. Y la pasión no alcanza.
Para vos todo, porque te hace bien. Para mi un poco, pero yo te hacía mal.
En la transición del pecado al martirio se huele la mentira.
Porque quien oculta su dualidad, oculta un alma al mundo.
Hoy me vi y fui prosa.
Medicina etérea para un cuerpo cansado.
Y no hay nada como lo que soy cuando somos. Y no hay nadie con quien seas como buscas ser.
Mañana resuena en la distancia como el eco de una novela. Ficción que se confunde con lo real y los límites se borran.
Dame aire para desaparecer. Dame un segundo para respirar. Dame paz que ya tengo guerras. Y el resto será eterno.
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