martes, 28 de septiembre de 2010

Es entonces que:



Las personas que poseen un don para escribir y redactar todo aquello que piensan están destinadas a perderse entre sus propias confesiones.
Sin dudas se encuentran encerrados en un Karma que implica que nunca serán leídos, y que nadie prestará atención a sus palabras.
Por más que deseen fervorosamente que aquel receptor de su mensaje esté allí, del otro lado, leyendo compenetrado cada oración; en la cual el escritor deposita todo su pensar y sentir; en la cual también quizás, haya querido comunicar con toda sinceridad y por única vez lo más profundo de sus sensaciones; nadie emitirá ese comentario tan esperado.
Se deshacen en cada párrafo, revelan todos sus secretos, predomina la honestidad.
Se desnudan ante un espacio en blanco que les permite divagar entre las más oscuros sentimientos que navegan sus cabezas.
Expresan formal o poéticamente una pena. Fluctúan entre mil matices, mil carácteres, mil tramas, y pueden transformar toda experiencia vivida en un desahogo puramente literario.
Es este mi caso. Cada noche en que me siento a escribir, estoy buscando que esa persona se funda conmigo en una lectura reflexiva. Que se coloque en lugar del otro. Que haga un esfuerzo por comprender todo aquello que de otra manera no puedo decir. Que se sienta dueño de esa composición, y se identifique en todas y cada una de las frases, que se inspiran y nacen solamente de su influencia en mí.
Y es triste saber, que aunque insista una corta visita, ésta nunca llega; y en el caso de que así lo fuese, nunca se logra dicha conexión profunda y sentida.
De todas maneras, gracias por intentarlo. Me gustaría que sepas que por mi parte ha habido un esfuerzo, una dedicación en contarte aquello que no sabías, de regalarte un afecto, o de aclararte dudas.
Más que esto no puedo ofrecer, aunque no pienses que voy a darme por vencida; de lo contrario no sería yo.
Algún día vas a comprender o a valorar, todas las letras que se llevó el viento, pero recuerda va a ser tarde. Entonces ya no habrá excusa.
Siempre busqué que me entiendas, para hacer de lo nuestro algo armonioso, para dar de mí lo mejor. Pero nunca pasas por aquí.
No te preocupes, mi terca forma de ser, seguirá esperando ese cambio.
Pero ese cambio depende solamente de vos. Nada más que eso.
No te pido, no te exijo, no quiero cambiarte. Simplemente me sentiré satisfecha si algunas de estas verdades quedan grabadas en tu memoria.


domingo, 12 de septiembre de 2010

Ser




Me queda poco tiempo de íntegra cordura. No voy a desperdiciarla, sino a invertirla.
Supongo, mis prioridades, serán egoístas. Pero vaya a donde me vaya, no me iré frustrada, o con las manos vacías, de una vez por todas.
Esto se trata de errores y aciertos. De escribir y volver a borrar.
Mudé mi sitio mil veces. Creí encontrar un lugar, pero, parece, el lugar no me encuentra.
Una parte de mí y una parte de vos. No se qué quieren.
Me abrumas, me impacientas, todo por dentro, lentamente.
Nada claro, nada oscuro; vivimos de grises matices.
Y he allí la confusión. La caótica alerta de sonido mudo. Por algo será...
Me cansé de lo efímero, iré a lo concreto. La poesía no me completa, en fin, nada me satisface.
Quiero pero no puedo; o ¿será al revés?.
El placer de saber, que tengo la mirada perdida. Disfrutar de lo invisible a los demás ojos.
Manifiesto de la incoherencia, un ligero viento desploma mi razón.
Ya no quiero volver atrás ni ver las cosas como son.
Y me senté a pensar, qué es lo que estaba haciendo. Toqué la punta de mis zapatos y sonreí (irónicamente).
Recuerdos: mucho peor que cualquier tortura. Y tras cada azote de verbos pasados, aprieto mis manos y endurezco el alma.
Hoy aprendí algo nuevo: Poco a poco me convenzo de que soy alguien.
Soy, pero ¿dónde estoy?.